Que no coja fríos la indiferencia...
que el vacío no vaya más allá del fondo del abismo,
que la tempestad se quede tímida...
ante el estruendo de un trueno iluminado.
Que los amaneceres sin equipaje
se queden clavados en las noches eternas,
que no se perturben las lluvias de colores,
que la noche sea plácida aunque venga sin luna llena,
que el mar nunca pierda su bravura y su destino,
abrazando ríos, devolviendo olas que acarician las nostalgias,
que la vida sea una solución de continuidad, un remanso de paz activa…
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