Añoro el río lleno, nervioso,
manejando las hojas de chopo
como plumas de ruiseñor.
Me gusta ver nevar, ya no me basta
con que las flores del cerezo
hagan tan especial simulación.
Me entusiasma la lluvia
que teclea en mi ventana
y me mantiene expectante
ante los aconteceres de la plaza.
Tengo profundos deseos
de encender un fuego de leña,
una sopa mágica, un café corto, negro.
Estoy a punto... adiós al verano,
ya pantalón largo, como las noches…
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