LLoras fácil, igual que sonríes,
eres tierna y pura, auténtica.
Te conduces dejando...
rastros de bondad,
como salidos de aquel cuento,
que se instaló en un sueño,
y allí quedó de ejemplo...
de pureza y verdad.
Parece que respires aromas de brisa,
marina, por supuesto,
y llenes tus proximidades...
de paz y dulzura.
La gente habla de ti,
no cuenta ninguna proeza genial,
sólo hablan de la lluvia fina,
a modo de maná reparador,
a modo de una suavidad...
que acaricia el alma.
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