Hoy no te hablo de gardenias con sabor a beso de Machín,
tampoco de la timidez tras una rosa que quiso ser
presencia eterna y fundirse por lo inconcreto de las dudas...
Al mismo tiempo, ser o ser y pese a todo y sobretodo, estar siempre presente...
No, hoy no te hablo de esperas, con suspiro incorporado,
aguantando a un corazón que no atiende a razones,
ni de las nieblas contra el sol, en las cumbres borrascosas de mi espíritu...
Hoy, si quieres, te hablaré de tu mano, que proclama ternura,
tibia dulzura, plenitud que desduda y ama…
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