Me voy contigo sin reparos...
aunque sea por un bosque de invierno, helado,
con escarchas que goteen los suspiros...
Tú eres la tibieza que confunde las tormentas
y atempera las almas que desafían los destinos.
Dame tu mano y se acabarán las prisas y los nortes,
y la importancia de las otras cosas será relativa, intrascendente.
Y, después de los fríos del hielo, qué importa el tiempo...
si tú estás de la mano conmigo, en el bosque.
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