Encantado de tus encantos,
se hizo corto el día intenso,
y la noche es un principio de sol...
Jadeas felicidad estable,
y hueles a rosa...
que aún no piensa en el jazmín.
Feliz de tu sonrisa feliz,
de tu proximidad que, rauda,
traspasó con arte todas las trabas
e hizo presencia de la ausencia,
y delirio del olvido más cruel...
¡Qué plena la plenitud del estar contigo,
sin horarios ni inclemencias!
¡Qué bueno el destino, y qué sabio!
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