Ella no era la más guapa,
ni tenía las formas más pronunciadas,
ni la sonrisa atractiva de los ángeles,
pero tenía una luz especial, un aura,
un aire innovador, fresco, un saber, una palabra,
que la hacía aparecer entre beneplácitos,
como si todo el mundo hiciese...
mucho tiempo que la esperaba.
Ella daba paz, soluciones...
que en apariencia eran complicadas,
y ella las convertía fáciles, en naturales.
Un día que el sol me guió bien,
me cobijé en su árbol de las ciencias,
y me lo enseñó todo...
y aprendí un poco de la vida,
porque la vida... tiene muchas vidas.
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