Los aires fríos me resecan la garganta, la carraspera se regocija en la tos,
aquella de garganta en estéreo, aquella de ex-fumador acelerado.
La cosa va de avisos puntuales y de nervios a prueba de improperios.
En abrir las ventanas, las corrientes también me activan los malestares.
Así que, queridos, no se hagan mayores, porque entonces
hay que buscarse la vida por las terrazas templadas sin vicio.
Vacaciones… aumentan los tiempos con Teresa y disminuyen las horas de bici.
Andamos despacio, entre sonoros silencios...
Un día de melón y agua, limpieza, otra de merienda a capricho,
y, entre pitos y flautas melódicas, a gozar de los proyectos cercanos…
Ya lo saben, siempre me relamo en los futuros posibles y los vivo con pasión
hasta gastarlos plenos, incluso antes de que se plasmen ciertos.
Verano sin padres cercanos, palpables, pero presentes siempre…
Verano con hijos y Teresa, con playas y verdes… y amor.
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