Pamplona, sin sanfermines, es más pacífica pero animosa siempre. Paseamos por las calles del encierro y nos hicimos fotos entre los burladeros… Huesca, mañica ella, recogidita, donde gozamos de un espectacular aparthotel, una suite que era toda una delicia, y desde cuyas ventanas veíamos nidos de cigüeñas en los árboles más altos.
Ya bajando, Barbastro, donde paramos para ver la Catedral de la Asunción… sencilla pero muy bonita, y con cigüeña, contemplando al personal. Les Borges Blanques, última parada, donde hemos comido muy bien en el Hostal Restaurante Benet, al que recomiendo especialmente junto con el Restaurante Duque de Segovia, las tapas de San Sebastián y los postres de Medinaceli.
Bien, amigos, no les canso más… Han estado once días con mi familia, que son mi todo, y con los que me he deleitado por la piel de toro. Pensé que ya no llegaba para esto… no pensaba merecer tanto placer. Gracias al cielo, a mi mujer y a mis hijos…
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