La rana sestea en el nenúfar y, en el despertar, se va inflando de contentos, aparecen otras ranas, les acompaña un buen sol, se inicia un buen croar, diría de festejo, diría de saludo y abrazo a la convivencia anfibia. Y yo que me siento en mi piedra de observación al cobijo de unos pinos, que siempre me generan buena paz. Hay como un cierto bailoteo entre las ranas, algunas saltan de hoja a hoja de nenúfar, algunas, posiblemente, habrán encontrado pareja…
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