Después del trajín y del melódico movimiento constante del Carnaval, viene la calma de la Cuaresma, la bondad, la reflexión, el silencio… Aunque soy de aquellas personas que siempre suele estar alejada de los extremos, siempre pienso que es mejor no cometer maldades ni malversaciones de la dignidad, y así no tienes que pasar por los juzgados de la decencia. Los eternos bien y mal, blanco y negro, me quedo sin Carnaval y sin Cuaresma… la mayoría de las cosas tienen el color del café con leche. No, no suelo moverme por los extremos, suelo ser moderado…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada