Soy como una paloma torcaz,
que vive entre bosque y río,
que hace alguna incursión en el mar
para jugar con las gaviotas…
Siempre dije que soy un gran privilegiado,
vivo en la imperial Tarraco,
cerca del río Francolí y del mar Mediterráneo,
también cerca del bosque,
donde reina el Puente del Diablo,
tengo casa en Deltebre,
también con río Ebro y el mismo mar…
Lo dicho, no se puede pedir más ¿verdad?
Por fin una playa vacía,
un cierto frío ambiental,
nadie se baña, es un lujo,
una playa para mí solo,
las olas, cansinas ellas,
calman su rutina,
parecen perseguir a mis pies,
pero no, prohibidos los contactos,
sobretodo si son húmedos,
fríos, sin mucho afecto,
mi amigo el mar está dolido conmigo,
sabe que no lo frecuento en verano,
por eso ahora, en principio,
me hace el grueso, o el estrecho, digo.
La encina, como madre que aparece en el camino
y cobija y abraza al caminante en su primera estación…
Las hojas de la encina saben mucho de la vida,
parece que aquí vienen a vivirla,
todas las intimidades más sólidas,
los amores más ciertos, más tiernos...
Sigo en mi casa de niño, en el patio ya no está el cerezo pero sí el pino y el limonero, tampoco está el albaricoquero pero sí un laurel y un aguacate que ya muestran su incipiente belleza, rosales viejos de colores de siempre, algunos cactus diferentes, que muestran sus mecanismos de defensa en forma de pinchos de advertencia. Bien, el espacio sigue, pero falta mi madre...
de mar y playa, de café con hielo
que calma los fuegos del alma,
sedienta de amor de juventud.
Un amor furioso que vuela y penetra,
no atiende a razones,
camina firme y decidido, casi definitivo,
como que va arrasando todo,
y sentando cátedra...
los barcos a la espera, a la orden para entrar en el puerto,
los cormoranes secándose al sol, conviviendo con las gaviotas,
todos soñando ya con el regreso de los pescadores.
Pronto será el momento del paseo por la arena,
y de la visita a mi roca de observación del horizonte...
La estación del tren, al fondo el mar,
se anuncian idas y venidas,
asomo la nariz, capto la inquietud,
se levanta gente con maleta,
uno con guitarra y melena,
madre con niño en brazos…
No veo niña con suspiro latente,
ni muchacho con ansia galopante,
ya pasó el verano y está lejos...
la primavera en flor de amor.
Domingo en el pueblo, la calle Mayor,
paseo, ellas delante, nosotros detrás,
arriba y abajo, no viene de una vuelta,
nos esperamos, controlamos, vigilamos,
sería muy fácil aparejar los afectos,
pero no, gozamos de las antesalas,
todos los preliminares, tan deliciosos ellos,
pronto habrá paseos a dos...
por bosque y playa, baile de luces pobres,
y la calle Mayor, tan habitual,
sólo será un bello recuerdo...
La meva àvia parlava amb els animals que tenia solts pel pati, amb les oques, els ànecs, les gallines, fins i tot amb la truja i els porquets... era còmic, però interessant i divertit, l'àvia estimava tothom i tothom estimava l'àvia. La mare parlava amb les flors, era normal veure-la pel pati, on tenia una jardinera llarga, parlant sobretot amb les roses, o amb les flors de les torretes de la finestra, sembla que la veig amb la ruixadora a la mà i dient coses maques als clavells vermells. Diuen que jo, de molt petit, era molt entremaliat i que parlava pels colzes i amb la pilota grossa…
Aquel árbol con las ramas desmayadas dando sombra al canal y a la barraca, la era y el carro, la cuerda con ropa tendida, un pajar cara al sol y unos cuantos ánades sueltos por los arrozales, un vuelo de flamencos cruzando el río hacia las playas más desiertas, la caza y la pesca, para la subsistencia sana y natural… No sé muy bien porqué, siempre acabo pensando en un buen caballo para recorrer las proximidades y cuidarlo y mimarlo con todo el afecto que su nobleza merece, soñar es gratis...
Me fascina el olor del bosque,
sus sonidos, su paz musical.
Me encanta la libertad
de las ardillas voladoras,
de pino a pino o jugando...
por los troncos al escondite.
Ya huelo la humedad,
allá donde se pierden los caminos
y las hojas y el ramaje,
con su característico olor putrefacto,
tan agradable, para mí claro,
ya ven uno es así de especial…
Se proclama la normalidad, aunque parece una normalidad condicional, pero es el tiempo de los regresos a la vida racional, a los horarios, a las comidas más sanas y a los descansos regeneradores pero, como decía antes es una normalidad con una cierta dosis de preocupación, condicional, sometida a la evolución de la pandemia. A la gente le cuesta acudir a los sitios habituales, parece que la distancia pretende alejarte del sentimiento, vamos con mascarilla y tenemos las manos lisas de tanto frotar. Veremos, cómo va eso de la cacareada normalidad condicional…
L'amanida d'avui era d'arròs, amb molt poquet arròs, del Molí de Rafelet evidentment, però amb de tot, fresc i bo. L'artista li ha donat avui una forma de turó multicolor, decorat amb rodanxes d'ou dur i alvocat. Bé, sempre genial la Teresa, a més té molt bon gust i, com dic sovint, ha tingut bones mestres… L'altre dia va fer un empedrat, allò que es fa amb fesols, tonyina, tomàquet, ceba etc, etc, també boníssim, molt refrescant, mengívol i a punt.
incluso el invierno, con sus sienes plateadas,
casi nieves de cerezo en flor, ha resurgido en alma joven,
cabalgando emocionada a lomos de la ilusión…
El amor nuestro de cada día, tan fácil y habitual,
que parece rutinario, sin importancia,
como una fuente que mana gratuita y porque sí...
Craso error, el amor es una construcción de aconteceres,
donde hacemos un tú de cada yo, como dijo alguien,
muy bien dicho y muy bien pensado y cierto...
