La vi llegar, la vi entrar en aquel mar,
tan plácido y receptivo, y quién no…
La vi salir, con su habitual sonrisa de satisfacción,
la niña rubia... la sueca la llamábamos,
porque estaban de moda si era alta y rubia,
era sueca, o nórdica, no dábamos para más,
bueno… también para abrir la boca de admiración
y soñar en que no se acabase el verano…
Bien, todo pasa… muy rápido.
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