Aquellos tiempos en los que las rosas olían a rosas y los claveles a clavel, la hierbabuena crecía en los márgenes del canal de tierra y el romero aparecía como compañero generoso al pie del camino, y cerca, muy cerca, el tomillo, ambos con sus florecillas minúsculas, adornando el paseo de los amantes del bosque y del amor. Tiempos en los que las esencias difícilmente perdían su identidad, había más pureza y naturalidad en los ambientes. Aquellos tiempos, menos contaminados...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada