Cogía el bus hacia Reus, llegaba media hora antes, tomaba un café cargado, me fumaba un cigarrillo, daba un repaso a la prensa del día y hablaba con los habituales de cada día. Me iba al colegio, saludaba a los compañeros, me acercaba a la fila, la ponía recta, escuchaba el reconfortante buenos días general y empezaba mi agradable tarea, vocacional diría, emocionante…
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