dijous, 10 de setembre del 2020

Guillermo Tell


Cuentan, o al menos así me lo contaron, que un personaje muy malvado obligó a Guillermo Tell a lanzar una flecha sobre una manzana colocada en la cabeza de su hijo y que él solo pidió una condición... que le dieran dos flechas. Al preguntarle el motivo de tal petición, contestó: “Muy sencillo, si con la primera flecha mató a mi hijo, con la segunda la dirigiría directo a tu corazón y, con ésta, seguro que no falló”. Es una de aquellas historias que me contaron, posiblemente en la escuela, seguramente mi maestro del pueblo, y que me impactó mucho. Ahora, cada vez que la recuerdo, siento ganas de contarla, aunque supongo que todo el mundo la conoce ¿verdad?, pero mis queridos amigos siempre me perdonan…

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