El mes de agosto me suena a Delta, revivo mi infancia, mis partidos de fútbol en la era, barquitos de vela hechos con hojas de caña, baños en el canal de la izquierda del Ebro, mi madre persiguiéndome para que hiciera la siesta, mi padre enseñándome a respetar el pan y la comida en general, mi abuela con sus gestos de complicidad conmigo y mi abuelo haciéndose el dormido para que yo pudiese coger una pieza de fruta de la tienda… Mi niñez, bendita niñez, en el pueblo, mis padres y abuelos, familia toda, y yo, pues eso… yo era la estrella para todos los míos.
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