Nunca fuiste un amor de puerto,
ni una ilusión de sábado,
menos un escape de fin de semana,
o una cana al aire del verano…
No, no, nunca fuiste una calma para el vino,
ni un habitáculo para después del vuelo incontrolado.
Tampoco fuiste aquella fuente donde se baña el desespero,
ni aquella luna que va cerrando cicatrices.
Tú, simplemente fuiste, eras, eres...
aquella voz que activa mi conciencia,
aquella fuente que sacia todo tipo de sed,
aquel amor único, tan sincero y total que es agua y sol,
vida en su máxima expresión, hermosa luz…
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