A la niña se le mueren los ánimos, se le enfrían los sueños,
le bailan los anhelos, le chirrían los deseos…
Vive las primeras tormentas del verano como una destrucción,
vive con el alma al sol, el estío no le cunde,
la esperanza no se cumple, se confunde y pasa de largo...
más allá de los propósitos y de los sueños que parecían posibles.
Pobre muchacha, no tiene amor de agosto, amor de mar, amor azul,
no tiene amor de fuera, pero su chico de siempre está cerca,
es auténtico, real, sincero, paciente... y la ama de verdad.
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