Siempre recuerdo aquel mirar, aquellos ojos… Mi abuela era pura complicidad, era mi amiga, mi aliada, mi confidente, mi protectora y mi tapadera siempre genial y a punto. De mi abuelo, que murió cuando yo tenía cinco años, tengo menos recuerdos, pero los que tengo son muy nítidos... lo presencio andando por el huerto, regando, con sus enormes pies en el agua, y también sentándome en su mano, donde me hacía saltar como una pelota. Dicen que tenía mucha fuerza, pero sólo la utilizaba en defensa de alguna causa noble. Admirados, queridos por todos, mis abuelos, como para sentirse orgulloso...
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