He sentido el roce de tu pie bajo la mesa
y te he ayudado a poner el abrigo,
en la puerta te he cedido el paso,
en el bar te he servido el refresco,
y en el paseo he sentido tu mano...
ya mañana iré a por ella, con firmeza y dulzura.
Las horas son largas sin ti, y vuelan contigo,
y ya cada vez lo vivo más y lo imagino menos,
y el amanecer se acelera, y en nada...
te veo y te vivo, dilatando los tiempos.
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