Ser coordinable, estar predestinado, ser ejemplo lúcido de las travesuras de Cupido… Piensas que las circunstancias te llevan al evento que no buscas y, al acercarte, descubres que tiene aquella gracia discreta, aquel abrazo natural, aquel encanto que, sin pretenderlo, encanta, en una palabra, aquel ángel que, parece ser, todos tenemos asignado, y no todos sabemos apreciar en su justa medida. Pues eso... a vivir con salud con tu ángel una vida angelada de cielo y sal, que no congelada de fríos y hielos variados.
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