Te vi pasar y, como siempre, andabas sin prisa, sin pausa, como con parsimonia, para que el mundo tuviese tiempo de contemplar extasiado tu magia al sol. Ha pasado el tiempo, mucho tiempo, pero aún queda de aquella que, sin pretenderlo, nos marcaba los horarios para tertulias y paseos y nos hacía hacer de la esperanza un modo de vida. No, no pude saludarla, pero su imagen es imborrable... ella siempre quedará formando parte del ambiente y la belleza del entorno... como una musa.
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