Preciosa, un encanto, un bomboncito de ojos azul verde que acabaron siendo aceitunados, cascada de azabaches, como si les hiciese falta más cabeza para tanta abundancia, pequeña, simpática, toda luz y proporción… Mi madre le hacía un bikini con cualquier retal y yo le hacía muchas fotos ubicada por lo más inverosímil, como por ejemplo dentro de una maceta. Estaba como para comérsela y nos llevaba a toda la familia por el camino de su proximidad. Es mi prima, “Titi” la llamaba, y aunque hoy es doña Teresa, yo la sigo llamando así. Ahora tiene una hija... no entraré en ninguna comparación, sólo decir que es angelical y absolutamente genial, la adoramos...
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