A veces la luna parece un cormorán, un Guadiana,
que aparecen con más o menos aciertos por la vida.
Uno camina despacio por la noche,
mientras la luna juega con las nubes
y aparece para dar luz y fe a mis ideas,
o desaparece y me deja a oscuras,
sin recursos ni intenciones de reverdecer laureles eternos.
Uno se sienta en el banco, cerca de la fuente,
cierra los ojos y la luna acude solícita
iluminando mis despiertos que acelera con su luz.
Otras no aparece y sigo dormido…
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