Y en la cama, dormida, en el séptimo cielo,
me ventilas la oreja, y se te escapa algún suspiro
de aquellos que anuncian rocíos de bienestar…
Sonrío, me hace gracia ver la bendita tempestad calmada,
reposando de sus acciones benefactores…
Me vence el sueño, y entro en el tuyo,
soñamos… soñamos que no soñamos,
estamos al alcance, mano con mano...
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