Hablar con las plantas,
mientras las calzas y las riegas,
contarle a las flores
de los silencios de la noche,
mirar de cerca y platicar
sobre la calidad de los aromas…
Poner a la luna por testigo,
que lo que me dijo y le dije
no tiene desperdicio,
y llega la mañana...
con todo cocido y la mesa servida.
Y luego dicen que las plantas
no escuchan, ni entienden...
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