Me gusta mirar el mar,
siempre lo veo diferente,
incluso en su olor,
tiene sus momentos
de encanto y de dulzura,
y de carácter…
Acoge los fríos y las soledades,
también las multitudes
y las más logradas
calenturas mentales.
Me gusta mirar mi mar,
por mi zona, en invierno,
cuando va preñado...
de todas las nostalgias
y goza de su libertad condicional,
sin condiciones muy estrictas...
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