No, no me hablen de castillos derrumbados,
ni de tratados de la desesperación,
mejor me cuentan de las luces encontradas,
y de las primaveras verde azul,
que van de bosque de romero y pino al mar,
el Mediterráneo, por supuesto.
Y si bien es cierto que de todo hay en la viña del Señor,
uno se queda en el resurgir de la esperanza
antes que recrearse en los decrépitos residuos
...de la tempestad incontrolada.
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