Uno se siente solución y consenso, abrazo y caricia,
suavidad que vaporiza y endulza la malicia…
Y es que está al quite y al servicio,
y es como un pulpo que llega a lo recóndito...
con el sabio proceder de la experiencia.
Y es el ente que equilibra y se desvive
por el triunfo y la paz de los espíritus.
A mi edad, no ahorro risas, ni beneplácitos,
ni enhorabuenas, y doy las gracias al cielo...
por cada afinidad que me circunda.
A mi edad, se me permite hablar bien de la gente,
aunque duden del menester,
y, sobretodo, se me permite ser agradecido...
por amar y ser amado.
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