Me pasa como a don gato, que resucitaba al olor de las sardinas, pero a mi me ocurre con el jamón ibérico, bien cortado, y con el queso manchego. Y no es que por tierras andaluzas no haya manjares de la tierra, pero amigos, en un momento dado, como diría el holandés volador, el trinomio, jamón, queso, vino tinto, se lleva la palma de mis preferencias, y lo digo porque acabamos de cenar aquí en Málaga y al aire libre, y la verdad, confirmo y reafirmo lo dicho, sin despreciar nada ni a nadie…
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