Pequeña criatura angelical, alada,
que no te atreves a volar
porque te han instalado
en las prudencias oficiales
del recatado recato obligatorio.
Y tu alma siente la jaula...
y el convencimiento
de que te están robando juventud,
y, poco a poco, vas limpiando...
la pista del ansiado despegue.
No haces mal a nadie,
aspiras a ser libre, a volar...
con la fuerza y energía de la edad,
después, cuando seas mayor,
las papilas gustativas,
ya no saborean tan bien,
o es otro tipo de sabor...
¿Verdad, amigos? ¿O no es así?
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