Cada paso pisa, cruje, ella y el suelo,
se contonea y emana encantos,
absorbe miradas, proclama,
sentencia presencia,
y no hay más sol que sus alivios,
ni más noche que sus sueños de luna llena.
Cómo pisa su paso, cómo cruje, ella y el suelo,
cómo anda la niña, pura melodía sutil de suavidades,
aroma de las rosas blancas, que le rinden pleitesía…
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