Llevarte a pasear bajo la lluvia tiene el encanto de lo discreto,
la gracia del pareado colocado bajo el mismo paraguas
y, cómo no, el refugio abandonado que aparece salvador,
y muy contundente, para la realización maravillosa del buen amor.
La lluvia, aquella que no nos llueve pero que, en abril,
suele compensarnos y abastecernos, da margen para la poesía,
el paraguas une y aísla, por eso me encanta pasear bajo la lluvia…
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