Dicen que las cosas sólo son interesantes cuando nos interesan. Parece ser que nos rompemos la cadera y luego nos caemos y no tanto al revés como solemos pensar. Cuentan que lloramos porque estamos tristes, no estamos tristes porque lloramos. Pero hay quien dice que las cosas nos interesan por ser interesantes. Otros dicen que nos rompemos la cadera al caer. También hablan de los lloros de la cebolla, o de las lágrimas de cocodrilo… Yo sólo lo cuento, nada más y nada menos, ¿verdad?
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