En el día gris me llueven esperanzas al alma, igual mañana no llueve y habrá paseo, igual observo ya algún reflejo de la lluvia y alguna hoja que se anuncia, e incluso alguna flor que proclama la vida del campo. Hemos ido a almorzar con paraguas, llovía lento y fino para regar bien y penetrar hasta lo más recóndito de las raíces de los árboles centenarios… como mi encina.
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