A veces, sin pensarlo, la rutina me lleva a pasear por el Serrallo, es aún temprano, casi que observo el despertar de los restaurantes, barren bien, limpian bien, lo ponen todo a punto, atractivo, de fácil acceso y facilidades varias de confort y bienestar. Cada empleado cumple con su misión, los proveedores traen las viandas frescas y a punto, los cocineros y sus pinches empiezan con tiempo la preparación de los manjares, incluso alguna música de buen oído suena ya como reclamo. Despierta el día de los sueños más logrados, vuelve la mejor vida...
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