No hay lejanía más oculta,
ni proximidad más cercana,
ni jardín más frondoso,
ni inmensidad azul más prolongada
que te aparte de mi imaginación.
Ella, la imaginación…
es compañera de los sueños,
y tú vives en mis sueños más preciados,
en mis nubes más selectas,
en mis proclamas de más luz,
en las noches del invierno más oscuro.
En mi santa imaginación…
no eres ni un ápice diferente a la realidad,
pero yo igual te sueño en cada sueño,
de cada noche y de cada día...