Mi padre, mi buen padre, también acude con frecuencia a mi memoria... Lo veo contento, en la mesa del domingo, no ha tenido que ir a trabajar y está feliz, canta un tango de Carlos Gardel, se anima tanto que hace un gallo estrepitoso y nos reímos todos... luego, más calmado, recita aquello de “Gentil mariposa que liba las flores…” y que acaba con “Si un día os tentara la murmuración…”
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