Nada impuesto, nada premeditado, nada sugerido, ni de conveniencia, fue así, una atracción natural, sin un como ni un porqué determinado. Nos sentábamos juntos o muy cerca, nos escuchábamos, nos comprendíamos sin mucho esfuerzo y, sobretodo, nos defendíamos mutuamente ante cualquier incomprensión o malentendido. Fue aquello que en la sección de las nostalgias o de los recuerdos, he tenido a bien llamar afinidad… bonita palabra, por cierto.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada