La mami, rubia, joven, maja… El niño, rubio con ojos que azulean de mares de cielo, se pide un bocadillo de queso, una flautita larga y atractiva, con pan de oliva, se lo come con hambre y va repitiendo que está riquísimo. Habla con el camarero y con su madre, el hombre le trae unas golosinas, le dice que son para cuando se termine el bocata… Me recuerda a mi hijo Pere, por lo despierto, aunque era más morenito... y guapo.
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