Aquel pueblo apartado del mundanal ruido,
donde se duerme de fábula y te despiertan los pájaros,
o en su defecto, las campanas de la iglesia,
o el reloj que es referencia en los movimientos locales.
Es un pueblo con río claro, de montaña por supuesto,
a veces verde, y a veces nevado de blanco de rosa blanca,
con espectaculares gotitas de rocío...
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