Allá en el banco, dormido, con barba de mil días, a veces rojo como un tomate... lo despierta el sol, otras la brisa fría o la lluvia de abril lo dejan tieso, como agarrotado. Procura levantarse, intenta andar, lo hace como si las piernas no andarán bien, parece un robot... Poco a poco, se acerca a una fuente cercana, se pasa un agua por la cara y otra y otra. Luego se va... ojalá vaya a alguna parte donde le abracen, donde le comprendan, donde lo cuiden y lo quieran…
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