Es domingo, el Pere trabaja, Teresa y yo le hacemos un poco de zafarrancho, comeremos en casa, solos, con la Lucca y el Avys, y la resta de animales del mini zoo. Hace un día espléndido, muy primaveral, como para pasear por la playa y hablar con las olas, ahora que aún no están muy concurridas. Silencio casi total... bueno, ahora pasa un coche con mucha prisa, ya pasó... la felicidad se queda.
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