Tranquilos hoy no les hablo de la luna, ni del mar de mis amores,
tampoco del río Ebro, ni de la brisa suave,
ni de la lluvia que teclea música en las hojas de la encina centenaria.
No, no, hoy no les hablo del cortejo de los pájaros en su plañido piar primaveral,
ni del amanecer que aceleré para verte a juego con el primer sol,
tampoco de mis mariposas libando las flores y volando obsesionadas hacia ti.
No, no, les cuento nada de sus ojos con sonrisa incorporada,
ni de los azahares, ni de las flores del cerezo,
tampoco de los nardos, por muy especiales y oportunos que sean.
Tampoco les digo nada de las lágrimas del contento...
que brotan del alma y dan sabor al sentimiento,
ni les hablo del atardecer de los colores en un cielo discreto,
donde los paseos acaban en beso.
Pues no, hoy no les hablo de ti, hoy sólo acondiciono en poesía...
todos los aposentos de mi alma, les pongo música
y fondos de auroras boreales para que nunca dejes de ser feliz conmigo.
Imposible no hablar de ti, si tú estás en cada soplo, en cada alivio,
en cada azul de mar y cielo, en cada aliento de la brisas de la gloria,
y, mientras tú estés, mi alma será como el saxo lejano
...que se acerca a cortejar tus violines del amor.
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