Jubilados, ya saben, toda esa gente que me parecen más mayores que yo, pero las apariencias engañan, a veces. Van de la mano, con bastón ella, con sobrepeso él, pero de la mano y sonriendo, y él le sirve como si fuera una reina, y se retozan, y ella le dice que si se acuerda, y él le cuenta que como si fuera ayer… Y yo, como siempre, se me va el oído, y se lo cuento a mi esposa, que ya no se extraña de mi chafardería. Jubilados... vuelven, volvemos a ser niños, jóvenes, amantes muy expertos.
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