divendres, 12 d’abril del 2019

Fumar

Fumar, ya casi no me acuerdo… sólo que disfrutaba mucho, era un gran placer, y no, no me quitaba el hambre, al contrario, incluso comía algo a deshora para gozar del placer del pitillo, también algún café de más, con la misma intención. El tabaco me dejó un mensaje, en forma de tos ocasional, para recordarme que pudo ser peor… Ahora, cuando veo a alguien al que el humo le llega a bocanadas hasta los pulmones, pienso que ojalá no le salga muy caro lo que es, sin duda, un placer malsano.

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