Unas brisas de mayo, unas mañanitas de abril,
un rocío matutino sobre el césped,
una lluvia fina en un bosque agradecido
que lo muestra explícito, verdeando exquisiteces.
Romero en flor, tomillos, lavandas…
y todas las margaritas de todos los colores,
asomando por los caminos y senderos,
incluso alguna amapola dejó el campo de su soledad,
el bosque acoge, la lluvia bendice...
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