Para qué hablar tanto si tus ojos dicen sí y tu sonrisa confirma
y tú ademán es el propio del concierto de la afinidad.
Para qué hablar tanto, si mi alma se desvive en afectos,
si el respeto al amor verdadero no teme al qué dirán…
porque los que dirán dicen que el hablar está en tus ojos,
y la expresión de tu sonrisa con suspiro y el ademán…
que ve próximo el abrazo y mi alma en vilo lo dicen todo.
Silencio, hilo directo de almas…
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