Me gustan los ríos…
los nerviosos de montaña, alegres y ruidosos,
los que ahora están secos y que pronto…
volverán a circular tan campantes y dando vida.
Me encanta, sobretodo, mi río Ebro,
pese al maltrato que habitualmente recibe,
llega ufano y pacífico a mi querido pueblo,
allí ya sale el mar a ofrecerle su abrazo de amor eterno,
la imagen es de un remanso de paz único,
de una belleza incomparable, donde fauna y flora
han acordado mutuamente magnificar los entornos.
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